El Colegio Siete de Agosto siembra esperanza y salud en sus estudiantes y familias con un proyecto que trasciende la enseñanza agrícola.
En el corazón de Cali, la huerta educativa del Colegio Siete de Agosto ha revolucionado la forma en que la comunidad percibe la alimentación, la educación y el trabajo colectivo. Desde 2016, bajo el liderazgo de la docente María Melfy Castro, este espacio ha pasado de ser un proyecto escolar a un motor de cambio comunitario, promoviendo hábitos saludables, valores sostenibles y una mayor calidad de vida.
Más allá del cultivo
La huerta no solo enseña a los estudiantes sobre agricultura orgánica, sino que impacta directamente en la economía y salud familiar. Los alimentos producidos, como lechugas, espinacas y zanahorias, son llevados a los hogares, donde contribuyen a mejorar la alimentación. Además, el proyecto incluye talleres de cocina saludable y entrega de recetarios.
“Un estudiante con problemas de tiroides mejoró su condición al cambiar su alimentación”, relata Castro, destacando los beneficios tangibles de esta iniciativa.
Reconocimientos y expansión
El proyecto ha sido galardonado por su impacto, ganando una beca de 23 millones de pesos de la iniciativa internacional EFI, recursos que permitieron la construcción del “sendero de los ocho hábitos saludables” y la compra de herramientas agrícolas. Gracias a alianzas con universidades y apoyo institucional, la huerta ha crecido, involucrando a toda la comunidad educativa.
Retos y resiliencia
A pesar de obstáculos como la resistencia inicial de algunos docentes y la falta de recursos, la huerta ha consolidado su lugar como un espacio de aprendizaje y convivencia. Incluso estudiantes considerados “difíciles” han encontrado en este lugar una fuente de motivación y disciplina.
“Este espacio es de paz. Aquí todos aprenden, trabajan y se respetan”, afirma Castro, quien sueña con replicar el modelo en otras instituciones.
Un futuro más verde
La visión a largo plazo es expandir el proyecto hacia una gran huerta comunitaria, involucrando a más familias y promoviendo la sostenibilidad en la región. Para Castro, cada semilla plantada es un paso hacia una sociedad más saludable y consciente.