El 31 de marzo de 2017, la ciudad de Mocoa, en Putumayo, se vio sacudida por una tragedia sin precedentes. Una avalancha causada por fuertes lluvias arrebató la vida de más de 330 personas y dejó a más de 1.200 familias sin hogar. Siete años después, la ciudad aún no se ha recuperado por completo de aquel desastre.
A pesar de los esfuerzos de reconstrucción, la realidad es desoladora: más de la mitad de las familias afectadas continúan sin un techo seguro. Las promesas de ayuda y reconstrucción hechas por los gobiernos de Santos y Duque no se han cumplido completamente, dejando a muchas personas en una situación de desamparo.
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Inicialmente se habló de la construcción de 900 viviendas para albergar a las familias afectadas. Sin embargo, la realidad es desoladora: solo se han entregado 300 casas, otras 112 están en proceso, doce están casi terminadas y el resto se encuentran abandonadas.
Ante esta situación, muchas familias han tomado la iniciativa de establecerse en el predio destinado para las viviendas, levantando ranchos improvisados con techos de plástico y materiales reciclables. Es una imagen desgarradora que evidencia la urgencia de la reconstrucción y la desesperación de aquellos que han sido olvidados por las entidades competentes.
El actual alcalde, Carlos Hugo Piedrahita, y la población de Mocoa continúan clamando por ayuda y exigiendo a la UNGRD y al presidente Gustavo Petro que se tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad de la población, ya que incluso el Sistema de Alertas Tempranas dejó de funcionar desde el año 2021 por falta de recursos.